Hay una opinión generalizada que en España se pagan muchos impuestos y que la calidad de los servicios públicos es muy deficiente. Como que pagar impuestos no gusta a nadie hay mucha subjetividad al valorar el que se paga y los servicios que se reciban.
También se opina, con cierta razón, que solo pagan todos los impuestos los que tienen una nómina o una pensión, puesto que los profesionales de ejercicio libre, las grandes fortunas y las grandes empresas tienen medios legales o no tan legales para reducir el que tendrían que pagar.
Para objetivar si se paga mucho o poco, se tiene que recurrir a las cifras. El importe medio de los impuestos que se pagan en los 19 países de la Eurozona es del 41,7% del PIB, mientras que en España es de 35,4%. La diferencia supone unos 75.000 millones de euros anuales.
Hemos de ser mas exigentes con el funcionamiento eficiente y humanizado de los servicios públicos, pero al mismo tiempo, hemos de exigir disponer de un sistema fiscal progresivo y justo.
I aquí ve la paradoxa. Volem tenir serveis públics de qualitat com la que tenen els països nòrdics i voldríem una fiscalitat com la que té Romania, el 21,7%. Per acostar-nos a la fiscalitat mitjana europea, no es tracta d’augmentar més els impostos a les classes populars o classe mitjana, sinó a les persones que més tenen o més guanyen, i evidentment, lluitar contra la corrupció, el frau fiscal i els comptes il·legals en paradisos fiscals.
Y aquí viene la paradoja. Queremos tener servicios públicos de calidad como la que tienen los países nórdicos y querríamos una fiscalidad como la que tiene Rumanía, el 21,7%. Para acercarnos a la fiscalidad mediana europea, no se trata de aumentar más los impuestos en las clases populares o clase mediana, sino a las personas que más tienen o más ganan, y evidentemente, luchar contra la corrupción, el fraude fiscal y las cuentas ilegales en paraísos fiscales.
A modo de ejemplo, este año Cataluña dejará de ingresar 12.059 millones de euros a consecuencia de las exenciones y deducciones fiscales establecidas. La mayor parte de esta cifra, el 87,5% corresponden a la normativa española y el 12,5% a la catalana. Si se revisaran a la baja respetando las de tipo social y las que tengan sentido, se podrían generar un significativo aumento de los ingresos.
También la UE tendría que armonizar los impuestos que se pagan en cada país para evitar competencia desleal y dumping fiscal entre los estados miembros, para atraer inversiones y empresas. También en España se tienen que armonizar los impuestos de las Comunidades Autónomas, que como la Comunidad de Madrid practican dumping fiscal, eliminando impuestos como el de Patrimonio y de Sucesiones y reduciendo el IRPF.
Tenemos que ser más exigentes con el funcionamiento eficiente y humanizado de los servicios públicos, pero al mismo tiempo, tenemos que exigir disponer de un sistema fiscal progresivo y justo.
A medida que en España se recaude más y nos acercamos a la fiscalidad media europea podremos exigir más y mejores servicios públicos de calidad. En paralelo, tenemos que ser exigentes con los gobiernos porque administren eficientemente los recursos, que impidan cualquier sombra de corrupción y que centren sus esfuerzos a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos a los que representan.
Francesc Raventós
Ex decano del Colegio de Economistas de Cataluña
Miembro del Patronato de Acció Solidària Contra l’Atur
Artículo publicado en la La Vanguardia el 15/03/2020