Cuando en primavera el coronavirus empezó a hacer grandes estragos sanitarios, económicos y sociales, se creía que pasado el verano habría un segundo rebrote y que con la vacuna de la Covid-19 todo quedaría como el recuerdo de una pesadilla.
Para paliar el desastre, los gobiernos, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo actuaron con rapidez. El BCE, facilitando financiación ilimitada para poder ayudar a empresas y personas en situación vulnerable. En la Comisión Europea, la respuesta ha sido bien diferente de la que se dio a la crisis financiera del 2008. En aquel momento el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, con una ideología muy liberal y visión a corto plazo, impuso austeridad y recortes de los servicios públicos. Ahora, por el contrario, ante la dura realidad, Bruselas pide a los gobiernos que gasten sin límite.
La actual presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, con mayor sensibilidad y visión estratégica a largo plazo, ha tenido claro que hace falta enderezar la economía, aliviar la crisis social y reconvertir el sistema productivo invirtiendo en proyectos de futuro. Después de vencer una dura resistencia, el Consejo Europeo del mes de julio aprobó un importante paquete de 750.000 millones de euros para ayudar a los países más afectados y, en especial, Italia y España.
¿Cuál es la situación en el mes de octubre del 2020? La pandemia sigue causando estragos. Los gobiernos están desbordados. En la Unión Europea, muchos países están seriamente afectados, especialmente España. La crisis económica y los dramas sociales se están alargando mucho más de lo que se había estimado y seguiremos en una situación muy complicada hasta que no se disponga de una vacuna eficaz aplicada a gran escala y nos recuperemos de los destrozos hechos.
Lo que se empieza a percibir es que, a pesar del elevado importe del fondo acordado de 750.000 millones, este no será suficiente para evitar que la situación se descontrole. Parece como si el Parlamento Europeo ya lo hubiera intuido. En el mes de mayo ya acordó que se tenía que crear un Fondo de Recuperación y Transformación de dos billones de euros, financiados con la emisión de bonos a largo plazo garantizados por el presupuesto de la Unión Europea.
¿Cuál es el problema? Actualmente, el nivel de endeudamiento de muchos estados europeos y del BCE ya es motivo de preocupación. ¿Se tienen que seguir endeudando? Sí, si se quiere evitar lo peor. No es una buena solución, pero parece que no hay una alternativa mejor. Pero todo tiene un límite y algún día se tendrá que empezar a reducir el déficit y la deuda pública.
De momento, hay que plantear que el paquete de 750.000 millones será insuficiente y que se necesitará un nuevo gran paquete de ayudas por minorar los efectos devastadores de la Covid-19. Será difícil llegar a un nuevo acuerdo. Muy difícil. Pero la misma subsistencia de la UE dependerá de si es capaz de superar esta dura crisis y de recuperar la confianza de los ciudadanos.
La crisis económica y los dramas sociales se están alargando mucho más de lo que se había estimado.
Francesc Raventós
Ex-decano del Col·legi d’Economistes de Catalunya
Miembro del Patronato de Acció Solidària Contra l’Atur
Artículo publicado en La Vanguardia el 10 de octubre de 2020.