Cuando periódicamente se dan a conocer los datos del paro, los medios de comunicación las publican e incorporan algunos comentarios, pero poco después sobre el tema reine el silencio.
Según la última encuesta del CIS, la primera preocupación por el 56,9% de los ciudadanos es el paro; la segunda con por 37,8%, el funcionamiento de la política y los políticos; sigue después los problemas económicos con un 29% . La independencia de Cataluña ocupa el octavo lugar con un 10,5%.
Si tener trabajo es la primera preocupación de los ciudadanos, ¿porqué no se convierte en un tema permanente del debate político y de presencia en los medios de comunicación?
Desgraciadamente ya hace tiempo que la sociedad ha asumido, con resignación, que buscar trabajo y no encontrar forma parte de la ”normalidad” del sistema productivo. Ya no levanta indignación.
Este “no debate” por parte de los políticos, es la aceptación de su impotencia para resolver el paro estructural español. Es lanzar la toalla. El resultado de esta carencia de sintonía entre las preocupaciones de los ciudadanos y la carencia de acción política, contribuye al divorcio de los ciudadanos de la política.
España una vez más es diferente. Mientras que en España el paro es del 14% de la población activa y en Cataluña del 10,9%, la media en la Unión Europea es del 6,2%. En Alemania están en el paro sólo el 3,1%; en Holanda el 3,3%; en el Reino Unido el 3,9%; o en Austria el 4,5%.
Es cierto que se han vividos momentos dramáticos cuando, por ejemplo, en 2012 la gente que no tenía trabajo era el 25% de la población activa. También es cierto que en los años siguientes la mejora económica ha permitido reducir esta lacra. Pero ¿estamos satisfechos de que actualmente en España haya todavía 3.214.000 o en Cataluña 422.000 personas que no encuentran trabajo? Cuántos dramas humanos hay detrás el paro. Jóvenes preparados que tienen que marchar al extranjero, personas que hace más de dos años que están al paro, mujeres que se querrían incorporar al mercado de trabajo. La consecuencia es: angustia, desesperación, noches de insomnio, y familias desestructuradas.
No tener trabajo no es solo una cuestión económica, es una cuestión social, moral, y emocional, que transciende la familia y la sociedad. ¿Cómo puede haber cohesión social con un país con tanta gente en riesgo de pobreza y de marginación social?
Para encarar el grave problema del paro ¿no se tendría que hacer un pacto entre los partidos políticos para acordar un Plan de Choque para crear ocupación? La educación, la formación, la creación de empresas, inversiones en infraestructuras y en nuevos sectores, como la transición energética, o el medio ambiente pueden crear mucha ocupación. Pero hay otras muchas políticas a considerar. Identificarlas y dotarlas de recursos es uno de los importantes deberes de los políticos hasta conseguir que el paro es situé a un nivel socialmente aceptable.
Francesc Raventós
Ex decano Colegio Economistas de Cataluña
Artículo publicado en La Vanguardia el 12/11/2019