El Fondo Monetario Internacional, FMI, está preocupado por el riesgo que supone el elevado endeudamiento de la China, segunda potencia económica mundial, puesto que si entra en recesión, sus efectos repercutirían a escala mundial.

Cómo que no mucha transparencia sobre las cifras de la deuda china, su volumen difiere según las fuentes consultadas. Por el FMI la deuda de entidades no financieras, en 2016, era del 235% del PIB, pero por el profesor Christopher Balding, de la HSBC Business School de la Universidad de Peking, incluyendo el “crédito privado en la sombra”, llega a la impresionante cifra del 833% del PIB. El problema seguramente, no es sólo el elevado importe de la deuda, sino la baja calidad de parte del crédito, que se ha destinado a inversiones especulativas, ostentosas, o a empresas insostenibles.

El FMI afirma, que el fuerte crecimiento de la economía china de los últimos años ha sido impulsado por un crédito desbordado, lo que ahora comporta riesgos de posibles ajustamientos disruptores y de una desaceleración repentina del crecimiento. Por lo tanto, se necesita una acción política decisiva por parte del gobierno para deshinchar de forma controlada el boom del crédito. El presidente chino, Xi Jinping, y su gobierno, son plenamente conscientes; de hecho, ya ha empezado un proceso de desapalancamiento. El banco central ha cerrado el grifo del crédito fácil. Ahora todo se centra en evitar que se pueda caerá en una recesión.

Pero este no es un problema exclusivo de la China. Muchos países se encuentran en una situación parecida. La deuda mundial pública y privada, en 2017, se elevaba a 233 billones de dólares, equivalentes al 320% del PIB mundial. En los países de la eurozona era del 405% del PIB, del cual 86,3% PIB era deuda pública.

Los EE.UU., y la UE han conseguido recuperar el crecimiento gracias a las facilidades crediticias de los bancos centrales. Pero, ahora, la Reserva Federal americana ya está subiendo el tipo de interés y el BCE ha anunciado que a partir del mes de septiembre dejará de inyectar euros al mercado.

¿Qué efectos tendrá el dinero más escaso y más caro? ¿Qué habría sido el crecimiento real de la economía china si el nivel de deuda no se hubiera desbordado? ¿Podrán los EE.UU. y la UE mantener un crecimiento razonable sin la “respiración asistida” del crédito fácil?

Se tendría que aprovechar la bonanza actual y las buenas expectativas económicas mundiales para reducir gradualmente el peso de la deuda a la economía, analizar muy bien cada dólar, euro o iuan que se invierte, y seguir mucho cerca el impacto sobre los mercados, para poder tomar decisiones rápidas y a tiempo que eviten una nueva recesión.

Francesc Raventós
Exdegà del Colegio de Economistas de Cataluña.
Artículo publicado a La Vanguardia el 05/03/2018