Estos últimos días he experimentado una sensación chocante. Vi un programa de Tv3 que se llama Economia en colors y por la otra parte me han llegado a mis manos dos publicaciones que expresaban, las dos, su preocupación sobre el trabajo.

En Xavier Sala Martín es un conocido economista con una gran capacidad de comunicación y que domina mucho los temas macroeconómicos o de economía global. Desde hace un tiempo, los domingos por la noche ha sido protagonizando un programa destinado a dar lecciones de economía utilizando formados muy originales. El domingo día siete de enero, se pudo ver el último capítulo de esta serie de lecciones.

En esta sesión, que se celebraba en un teatro lleno de asistentes, más o menos fans de Sala Martín, desde el escenario él actuó, también teatralmente, exponiendo sus tesis sobre la situación del mundo, mediante la proyección de muchas estadísticas de la historia, que al inicio partía de 8.000 años antes de Xt., haciendo ver que el mundo está mucho mejor. La referencia temporal podía parecer un poco exagerada y por eso seguramente siguió partiendo del año 1.800. Las estadísticas y sus argumentos mostraban la evolución de muchas de las diferentes situaciones en los diferentes continentes desde 1.800 hasta ahora. Eran visiones dinámicas que se podían ver como habían ido evolucionando a través de los tiempos. Un verdadero espectáculo visual.

Su tesis se concentraba al demostrar que hemos mejorado muchísimo, sobre todo en el último periodo de nuestra historia, caracterizada por las dos revoluciones, primero la industrial y después la tecnológica. Y su propósito desmentir el pesimismo que estamos en un mundo con tantos problemas. En definitiva tranquilizar nuestras conciencias, acabando con la famosa frase de su amigo Jan Laporta cuando era presidente del Barça: NO ESTAMOS TAN MAL.

Por otra parte, las dos publicaciones recibidas, me han dado otra visión que sin desmentir la de Sala Martín, sí que bajan a un terreno más realista y que ayudan a concienciar a la sociedad de una de las problemáticas más preocupantes: la degradación del trabajo como valor humano. Una de las publicaciones es “El trabajo digno, una tarea personal y comunitaria” de Charo Castelló en los Documentos de ACO(Acción Católica Obrera) y la otra “Ocupación de calidad: respuesta al fenómeno de los trabajadores y trabajadoras pobres, dentro de los Debates Cataluña Social de la Mesa de entidades del Tercer Sector Social de Cataluña. Desgraciadamente los medios que estas entidades pueden utilizar están muy lejos de los que en Sala Martín ha usado a través de este programa de audiencias importantes.

Las dos publicaciones tratan con rigor, de qué manera en los últimos años se está esparciendo una idea que el trabajo es un aspecto residual de la actividad económica, es decir, está en función de las rentabilidades de los negocios y de las empresas, que son el verdadero motor de la humanidad. En esta línea, se está afirmando que el paro está bajando (“No estamos tan mal”), cuando de hecho el que se está consiguiendo es precarizar el trabajo: salarios vitalmente insuficientes, temporalidad, jornadas parciales, inseguridad laboral, etc. Todo ello afectando las clases más pobres incluso en su salud física y mental.

No es la pretensión de este escrito profundizar en el detalle de estas visiones, no precisamente optimistas. Pero si hacer ver que contemplar la situación sólo en el ámbito global, puede eclipsar la evidencia de verdaderos problemas. La pobreza, los desequilibrios sociales, las injusticias, el menysteniment de los derechos humanos, etc.

Se hace difícil pues, poner en el mismo saco las dos visiones.

Miquel Verdaguer – Enero 2018