El Covid 19 será durante años una pesada losa para la sociedad. Tardaremos en reponernos de la destrucción de riqueza, cierre de empresas, paro elevado, pérdida de poder adquisitivo, traumas sociales y miedo al futuro.

Los bancos centrales y los gobiernos occidentales han evitado un mayor hundimiento de la economía y han paliado las consecuencias sociales. Han inundado de recursos financieros al sector público y privado con “paquetes de rescate” que hasta abril de 2020 han sumado 7,8 billones de dólares, equivalentes a un 10% del PIB mundial. A su vez los gobiernos han aumentado enormemente el gasto y reducido la recaudación fiscal lo que ha generado un impresionante déficit y nivel de deuda pública.

El Institut of International Finances, IIF, estima que la deuda mundial pública y privada se eleva ya a 255 billones de dólares, el 329% del PIB mundial. Pero, ¿Cuáles son los límites del déficit y de la deuda pública? Los partidarios de la Moderna Teoria Monetaria, MTM, defienden que un país que emite su propia moneda puede hacer frente a cualquier aumento del gasto público, sin necesidad de subir los impuestos, simplemente emitiendo más moneda. Tampoco ven problemas en financiar los grandes programas de inversiones estructurales. Afirman que la limitación de recursos no viene dada por el déficit y la deuda pública sino por el aumento del tipo de interés o la inflación que, se puede controlar reduciendo la demanda agregada. Esta escuela de pensamiento, que tiene un elevado número de partidarios, se distingue tanto de la perspectiva clásica keynesiana como de la ortodoxia económica.

De cara a las elecciones presidenciales en Estados Unidos del 3 de noviembre de 2020, el sector de izquierdas del partido Demócrata con la MTM creía haber encontrado la fórmula para financiar sus ambiciosas propuestas de gobierno y entre ellas el Green New Deal, la mejora del sistema sanitario, la educación, o las infraestructuras. Stephanie Kelton, líder destacada de la MTM, era consejera de Bernie Sanders, el senador excandidato a la presidencia y de la joven estrella de la izquierda, la congresista demócrata por Nueva York, Alexandria Ocasio-Cortez.

Son muchos los economistas que están en desacuerdo con la MTM, entre ellos Paul Krugman, Lawrence Summers, o Kenneth Rogoff. Opinan que no deben confundirse los límites de crear moneda, con los límites de crear bienes reales. La renta real no consiste en el dinero que se tiene, sino lo que con este dinero se puede comprar. Los monetaristas siguen defendiendo que la inflación se produce por un exceso de liquidez y que una deuda excesiva es peligrosa. Es el motivo por el cual los bancos centrales dan mucha importancia a que la inflación no exceda de un cierto límite, que en el BCE es el 2% del PIB. En fin, hay un largo debate sobre el tema.

Para salir ordenadamente de la situación debería existir una coordinación a nivel mundial que permitiría minimizar los costes económicos y sociales de la pandemia y de la crisis.

¿Cuáles serán las consecuencias económicas y sociales de la post pandemia?  Algunos economistas, especialmente alemanes, temen que pueda reproducirse un proceso hiperinflacionario como el sufrido por la república de Weimar en los años 1920. Si a unos presupuestos ya deficitarios le añadimos una asignación de recursos para contrarrestar la pandemia y para prevenir los retos globales, como la crisis climática, el endeudamiento será monumental y la enorme masa monetaria en el mercado, “creada de la nada”, derivará en inflación y posiblemente hiperinflación.

Otros economistas opinan que, ante la pérdida de riqueza, cierre de empresas, aumento del paro, cambios sociales y tanta incertidumbre, se retrasará el consumo no esencial y la compra de bienes duraderos, como viviendas, o electrodomésticos. Muchas empresas ya se han endeudado para sobrevivir y no podrán hacer inversiones. El resultado será una fuerte recesión y deflación, lo cual para la sociedad es peor que la inflación. El expresidente del Instituto de Investigación Económica alemán, Ifo, Hans-Werner Sinn, opina que el peligro más inmediato es la deflación. La deflación “suena bien”, los precios bajan. Pero tiene un efecto devastador. Es una espiral infernal difícil de combatir. Más a largo plazo cree que habrá inflación, debido a que intereses a coste cero y superabundancia de dinero derivaran en especulación y subida de precios. Pero hay todavía otro escenario peligroso: la estanflación. Es una mezcla tóxica de inflación, producción estancada y alto paro. Es la receta para una crisis duradera.

También Olivier Blanchard, ex Jefe economía del FMI, opina que el impacto inmediato será deflacionario. El nivel de paro es alto, se reduce la demanda agregada, los precios caen y el precio del petróleo está hundido. ¿Y a largo plazo?  A diferencia de Sinn, cree que veremos más de lo mismo: demanda floja, inflación y tipos de interés bajos. Seguiremos los pasos de Japón. Cree que una alta inflación es poco probable.

Ya se ve la diversidad de opiniones sobre el futuro próximo de la economía en los países occidentales. Este escrito trata únicamente de reflejar uno de los muchos escenarios posibles. Un esquema de síntesis podría ser el siguiente: El Covid 19 destruye riqueza, cierra empresas, genera paro, disminuye el poder adquisitivo y crea desasosiego social. Ante esta situación es muy posible que se inicie un proceso deflacionario que perduraría mientras no se disponga de una vacuna eficaz aplicada a gran escala. (¿2020 – 2023?). A partir de este momento se acelerará de forma progresiva el crecimiento económico. Si la economía crece a buen ritmo, dada la enorme masa monetaria existente en el mercado, el riesgo de generar un proceso inflacionario será elevado.

En algún momento, las autoridades monetarias y los bancos centrales forzarán que los gobiernos disminuyan el déficit y la deuda pública lo que supondrá aplicar políticas restrictivas de gasto y de inversión, (¿2023 – 2024?), es decir, políticas de austeridad, recortes en servicios públicos y aumento de impuestos, lo que puede llevar a una situación social altamente explosiva. A partir de ahí, ya es muy aventurado opinar. Uno de los problemas a resolver será como gestionar la montaña de deuda pública.

Nadie sabe cómo evolucionara la economía en los próximos años. Viviremos una situación muy compleja llena de tensiones y mucho sufrimiento. Si se quiere aprovechar, ofrecerá la oportunidad de transformar el sistema productivo y la Sociedad para hacerla más justa y humana. También favorecerá avanzar hacia la Unión Europea.

Para salir ordenadamente de la situación debería existir una coordinación a nivel mundial que permitiría minimizar los costes económicos y sociales de la pandemia y de la crisis. En todo caso, los políticos y autoridades monetarias deberán estar muy atentos para impedir cualquiera de las graves situaciones apuntadas y para ello hay que tener potentes paquetes de medidas preparados para poder actuar con urgencia. No lo tendrán fácil, pero hay la esperanza de que se pueda hacer mejor.

Francesc Raventós
Ex-decano del Col·legi d’Economistes de Catalunya
Miembro del Patronato de Acció Solidària Contra l’Atur

Artículo publicado el Alternativas Económicas.