Los robots son nuevas herramientas por Joan Majó

Los robots son nuevas herramientas por Joan Majó

Seguimos ya hace unos años, un debate que se ha transformado en polémica, sobre si la robotización que estamos viviendo tendrá un efecto negativo o positivo en la creación de puestos de trabajo. Está claro que, a primera vista, en las cadenas de producción los robots sustituyen a personas, y que también se está observando que la robotización se extienden ahora a trabajos del sector servicios como el cuidado de personas, la limpieza o los transportes. Ahora bien, como que hace falta no hacer pronósticos a primera vista, han aparecido los últimos años bastantes estudios de autores muy expertos que han analizado lo que ha pasado en varios países y sectores, y han hecho previsiones numéricas al respeto. Las previsiones de los primeros años eran casi siempre negativas e incluso preocupantes; pero algunas de las más recientes las contradicen, y no solo no anuncian la pérdida de puestos de trabajo, sino que incluso aseguran que la robotización es una fuente de creación de ocupación. De aquí la polémica. No me considero un experto, pero el tema me ha interesado y me han extrañado estas contradicciones.  He reflexionado sobre el que pasa, y querría poner en consideración tres elementos.

  1. Causalidad o simultaneidad. Las discrepancias en los resultados indicados pueden tener diferentes explicaciones. Al analizar los cambios que se producen en una sociedad cuando aparece un nuevo fenómeno, no siempre se puede concluir que el fenómeno sea la simple causa de los cambios. Puede ser que los cambios sean causados por alguno otro elemento que también se esté produciendo simultáneamente, pero que no sea tan visible. También puede ser que los cambios sean la consecuencia de las características de la sociedad, o de las diferentes reacciones de la sociedad ante el fenómeno. Desde el punto de vista de los puestos de trabajo, la robotización puede ser muy positiva en algunos modelos socioeconómicos y en algunos mercados de trabajo concretos, y puede ser negativa en otras. También puede ser diferente el resultado según qué sean las precauciones o las actuaciones de la sociedad ante la llegada del fenómeno. Por lo tanto, es tan lícito pensar y defender que los robots destruyen puestos de trabajo (así pasó con las máquinas al inicio de la era industrial), como pensar que pueden ser una ocasión de mayor progreso y de mejora del bienestar personal y social (como finalmente así ha estado). Yo me apunto al segundo grupo y pienso que la robotización es una fuente de progreso, si se sabe hacer bien…
  2. Calidad de los puestos de trabajo. La robotización más conocida es la que inicialmente se introdujo en las cadenas de montaje industriales con trabajos que suponen un trabajo físico, pesado, repetitivo, programado, y con poca necesidad de improvisación. Un trabajo poco atractivo, y normalmente poco retribuido. Si la robotización permite una liberación de personas y se aplican  políticas que permitan unos adecuados reciclajes de competencias personales para ocupar lugares más cualificados, se pueden conseguir unos aumentos de productividad en los lugares antiguos, una mayor competitividad del conjunto de la economía, y un fuerte progreso social. Finalmente, todo esto puede suponer un aumento de la demanda y la calidad de nuevos puestos de trabajo, y una reducción del tiempo de trabajo. La robotització se ha ido extendiendo mucho con otros tipos de robots, pero todavía es cierto que no siempre son adecuados para trabajos que necesiten capacidad de imaginación, de respuesta improvisada y de trato cuidadoso con personas. Incluso los robots dotados de cierta IA, están faltados de “sentido común y de empatía”…  En  todos los casos, creo que tenemos que partir de un principio muy claro que resumo: el robot no se tiene que ver como sustituto de una persona, sino más bien como una nueva herramienta tecnológica por su trabajo; no es un sustituto, sino un colaborador.
  3. Tecnología, robots y herramientas. He dicho y escrito muchas veces que la tecnología es el elemento que permite transformar el conocimiento personal en herramientas útiles para el bienestar, y que como que este conocimiento va aumentando, también cada vez tenemos más herramientas. No me ahorro de repetir que también supone dos peligros: que usamos las herramientas para finalidades rechazables, y que la existencia de las nuevas herramientas aumente las desigualdades entre personas, si hay unos que disponen y otros que no. Creo que la robotización se tiene que plantear viendo los robots como herramientas. Pienso que más que expulsar, el que hacen es liberar personas de según qué tipos de trabajos, y en la mayoría de los casos hacerlos el trabajo mucho menos pesado, ayudarlos a hacerla mejor, o permitirlos hacer trabajos que antes no podían hacer. No olvido que los adelantos en la IA y las posibilidades de aprendizaje de los robots, irán moviendo las áreas donde establecer esta la colaboración.

Creo que tenemos que utilizar, revisados y actualizados, los mecanismos de introducción de estas nuevas herramientas tecnológicas, tal como se hizo a lo largo de los dos  últimos siglos, adaptando nuestras costumbres y nuestras regulaciones para aprovechar  las nuevas oportunidades y evitar algunos de sus peligros. Si se hace con cuidado, y teniendo en cuenta el bienestar global, nos iremos encontrando con un progreso social que supondrá mejores maneras de trabajar, reducción del tiempo de trabajo, mayor creación de valor por hora trabajada, mayor disponibilidad de rentas y mayor acceso a servicios colectivos. No hay que decir que todo esto no se puede conseguir simplemente dejando actuar libremente las fuerzas del mercado, sino que exige una adecuada actuación publico-privada que combine las iniciativas empresariales y sociales con una sensata regulación por parte de los gobiernos. Necesitamos urgentemente actualizar y utilizar los principios del que fue el socialismo democrático europeo de mitad del siglo XX.

Joan Majó, ingeniero y exministro
Febrero de 2022

Capitalismo injusto e irresponsable

Capitalismo injusto e irresponsable

Estos últimos días, leyendo algunos textos relacionados con cuatro personas de fuerza actualidad, he tenido cuatro sorpresas agradables pero también me han dejado algunas preocupaciones. Las explico, y eso me permitirá hacer una reflexión sobre los cambios necesarios en la organización futura de nuestras sociedades.

  1. 1. Bill Gates. He leído el libro del fundador de Microsoft, y una de las mayores fortunas del mundo, titulado “Cómo evitar el desastre climático”. Es un análisis completo y detallado del reto que tiene ante sí la especie humana, con una interesante propuesta de medidas para hacer frente. Ya conocía la actividad solidaria que él y su mujer hacen a través de la Fundación que crearon, pero me ha gustado ver cómo una persona con su posición propone actuaciones que seguramente serían consideradas inaceptables por una buena parte de los miembros de los sectores empresariales, tanto de su país como del resto del mundo. Podría ser un libro escrito por un activista … Quiero creer que es honesto en lo que dice; pienso que probablemente responde a una cierta mala conciencia personal, pero que refleja un convencimiento real de la necesidad de hacer cambios profundos. Es una buena aportación.
  2. Joe Biden. De forma bastante inesperada, el presidente norteamericano ha puesto en marcha una medida para hacer un incremento muy importante del impuesto sobre las grandes fortunas de los EE.UU., y sobre los beneficios de las grandes empresas. También ha enviado al FMI y al G20 una propuesta de acuerdo para establecer unos niveles globales de armonización fiscal que haga que se acaben las deslocalizaciones por razones fiscales que tan mal hacen los países y que tanto han reducido la recaudación fiscal mundial . Las consecuencias económicas y sociales de la Covid obligan a todos los gobiernos a unos grandes ayudas de carácter social y unas grandes gastos de reconstrucción. Hay por lo tanto aumentar los presupuestos públicos y son, sobre todo, las grandes fortunas y las grandes empresas los que tienen que pagar más, todo. Muchos países, especialmente de la UE, están reaccionando positivamente a la propuesta. Si se consigue, supondría un paso muy importante para dejar atrás muchas de las desigualdades y de las injusticias que se han ido acumulando en los últimos 30 años, desde la implantación del neocapitalismo. Es por tanto una noticia agradable.
  3. Jeff Bezos. He visto y leído en diferentes medios, que el fundador de Amazon, ahora el hombre más rico del mundo, ha expresado su apoyo entusiasta a las propuestas de Biden. No conozco su trayectoria personal, pero a menudo las noticias sobre el funcionamiento de la empresa han reflejado muy poca responsabilidad en los aspectos sociales. Dos noticias recientes nos han explicado que Amazon ha sido una de las empresas que más provecho ha podido sacar de la Covidien; y también que ha actuado duramente para conseguir impedir un intento de sindicalización que pedían sus 3.000 trabajadores de la planta de Alabama. Es cierto que Bezos ha aplaudido la propuesta en reacción a una crítica que le hizo Biden, pero ya es importante que también un hombre como él diga que apoya la necesidad de medidas como éstas. Me ha hecho pensar que, incluso personas que están saliendo muy beneficiadas, deben aceptar que el sistema es fundamentalmente injusto y necesita una revisión importante para no tener que tapar de vez en cuando los graves agujeros que se van haciendo .
  4. Arcadi Oliveres. Termino con el cuarto. Casualmente, pocos días antes de sentir el dolor por su pérdida, había estado leyendo su libro de despedida “Palabras de Arcadi“. En una de sus reflexiones dice literalmente que hay que “erradicar el sistema capitalista”. Seguramente yo no utilizaría el mismo verbo, porque después de la experiencia comunista yo no sabría qué otro sistema proponer, pero coincido plenamente en una buena parte del espíritu de su análisis. Pero prefiero hablar de una “reforma profunda” de este capitalismo tan injusto y tan irresponsable.

Creo que tenemos que buscar un sistema que no ponga en peligro la democracia y pase involuntariamente a una dictadura; que no caiga en la planificación centralizada, y que mantenga la libertad económica y el funcionamiento real del mercado, pero con una fuerte regulación; un sistema que no elimine la propiedad privada de los medios de producción, aunque aumente mucho la presencia, la vigilancia y el control por parte del sector público.

Creo que muchos estuvimos caminando en esta dirección en una parte importante de Europa, a lo largo del tercer cuarto del siglo pasado. Unos llamábamos “socialismo democrático” y otros hablaban de “capitalismo de rostro humano”. Nombres aparte, algunas de las palabras clave son para mí las siguientes: Democracia representativa; Respecto de los derechos de los demás y de los intereses colectivos; Responsabilidad y Autolimitación personal; Mercado libre pero regulado para evitar monopolios y abusos; Propiedad pública por los servicios esenciales; Limitación y control de la actividad financiera especulativa; Igualdad real de oportunidades educativas y sanitarias; Redistribución fiscal de rentas y de servicios públicos. Intervención pública, plena o parcial en los servicios básicos.

Tanto la pandemia como el cambio climático pueden ser oportunidades para sacar adelante muchas reformas como las que quería Arcadi y que también queremos muchos más.

Joan Majó, ingeniero y exministro
Patrón de Acció Solidària Contra l’Atur

Acuerdos para la lucha contra el paro

Acuerdos para la lucha contra el paro

Acció Solidària Contra l’Atur ha firmado un convenio con el Ayuntamiento de Terrassa para ofrecer financiación a proyectos que aporten valor social. También ha subscrito un acuerdo con CCOO de Cataluña para apoyar a iniciativas de autoempleo para personas que estén al paro o en precariedad laboral.

El convenio con el Ayuntamiento de Terrassa tiene una duración de cuatro años y el objetivo de financiar proyectos emprendedores con valor social que creen ocupación digna. El convenio también compran líneas específicas de financiación para la gente joven y otra para las cooperativas.

En cuanto al acuerdo con CCOO de Cataluña, el documento ha sido firmado por Javier Pacheco, secretario general de la entidad sindical en Cataluña, y por Miquel Vila-Despujol, vicepresidente de ASCA. La finalidad del convenio es establecer líneas de relación en la promoción de la economía social y la lucha contra el paro y la precariedad.

¿De dónde saldrá el dinero?

¿De dónde saldrá el dinero?

Vienen días importantes y difíciles. Pienso que no debe costar mucho ponerse de acuerdo en dos cosas: en primer lugar que, sin escatimar ningún esfuerzo para combatir la crisis sanitaria, hay que acelerar fuerte la lucha contra la crisis económica y social. Y en segundo lugar que, tanto la una como la otra pedirán muchos esfuerzos y muchos recursos económicos. Parece que, después de meses de dudas comprensibles y de intentos fallidos, estamos en camino de poder hacer frente a la pandemia, pero nadie nos puede asegurar que no tengamos que sufrir nuevas situaciones similares; hay un gran esfuerzo de prevención. Y sabemos que el paro que de forma voluntaria, pero totalmente necesaria, hemos provocado a nuestra economía será larga y costosa de recuperar.

Necesitaremos muchos recursos económicos en los próximos años. La actitud con España y la UE debe ser de negociación con firmeza pero no de enfrentamiento ni de posiciones unilaterales de fuerza.

Todo ello significa que necesitaremos muchos recursos económicos en los próximos años, tanto para hacer menos duras las actuales situaciones económicas de personas y de empresas, como para impulsar la recuperación y la reconversión de nuestra economía. No tengo ahora datos ni conocimientos suficientes para dar cifras concretas, pero las dos experiencias que viví tanto al Gobierno de Madrid (Reconversión Industrial) como la Comisión Europea (Revolución Digital), me hacen pensar que serán muy altas las necesidades de inversión , tanto de carácter privado como del sector público. Es por ello que me atrevo a hacer una serie de recomendaciones, pensando sobre todo en el nuevo gobierno catalán.

  1. Los orígenes de los fondos.Después hablaré de los fondos privados, pero los fondos públicos disponibles en Cataluña saldrán de la recaudación propia, de transferencias del Estado, de transferencias de la UE, o de endeudamiento. La gran novedad de estos años son precisamente los grandes ayudas provenientes de la UE y las facilidades de endeudamiento que facilita el BCE. Esta es sin duda una gran oportunidad, sin la que la salida de la crisis sería muy difícil. Hay pero tener en cuenta tres aspectos derivados de la relación con el Estado que pueden dificultar la cifra de las transferencias: Una, ya muy conocida, es el actual sistema de financiación que provoca un excesivo déficit fiscal, no compensado con las inversiones directas del Estado en Cataluña. Una segunda que es la formula para el reparto de los fondos extraordinarios que el gobierno de Madrid pueda distribuir entre todas las comunidades. Y una tercera relacionada con el papel de intermediario que Madrid tendrá como transmisor de las ayudas recibidas de la UE. Por estas razones pienso que los acuerdos que se negocien, sea de forma bilateral o con todas las comunidades autonómicas, marcarán las cifras finales. No hay que olvidar la importancia de esta negociación, para asegurar más recursos. Y hay que pensar que en nuestro caso, a diferencia de otros espacios europeos, las posibilidades de endeudamiento están relativamente limitadas por la gran deuda ya existente.
  2. Finalitades de utilización.El problema es similar en todas partes, pero no olvidemos que los recursos extraordinarios de los que desposar deben servir para resolver situaciones de dificultad presentes, tanto de personas como de empresas, pero sobre todo para ayudar a hacer las reconversiones necesarias para garantizar un mejor futuro. En el caso catalán esto supone volver a una economía más industrial y tecnológica, reduciendo la importancia de algunos tipos de servicios relacionados sobre todo con el turismo de poca calidad; impulsar la creación de conocimientos y su transferencia al tejido empresarial; y recuperar en el mundo de las tecnologías digitales y de la sostenibilidad, el papel que nuestro paí ya había jugado hace algunas décadas en aquella etapa industrial. Mi experiencia me dice que para ello hace falta una actitud inversora del sector privado, pero orientada, estimulada y ayudada desde el sector público. Existen posibilidades importantes de inversión en muchos sectores económicos, pero se necesita la creación de oportunidades que supongan una cierta colaboración público-privada. El nuevo gobierno debe saberlo y promover las oportunidades, sea cofinanciando, o quizás aún más impulsando medidas de tipo básico como mejorar el sistema educativo, aumentar el apoyo a las actividades de investigación y de innovación, y financiando estructuras públicas que lo faciliten.
  3. Estrategia política. Ni me toca, ni puedo, hacer ningún programa para un nuevo gobierno. Pero me gustaría insistir en una orientación central, a la hora de constituirlo. Por razones de salud pública, de recuperación de la economía, de atención a los más perjudicados, y de exigencia de sostenibilidad, necesitaremos disponer de más recursos de los que ahora tenemos. Tengamos claro qué debe ser los orígenes de estos recursos y no los ponemos en peligro con posiciones equivocadas con los que deben ser nuestros aliados, pero podrían convertirse en adversarios, España y la UE. Tanto en un caso como en otro, la actitud debe ser de negociación con firmeza (reducción del déficit fiscal, aumento de la inversión estatal, reparto adecuado de las ayudas europeas …) pero no de enfrentamiento ni de posiciones unilaterales de fuerza.

Dejadme que sintetice en tres frases cortas esta orientación estratégica: 1) El dinero no lo son todo, pero sin dinero es muy difícil hacer una buena política en tiempos de crisis. 2) Hacer el valiente en las relaciones sin tener la fuerza suficiente, puede llevar a un gran fracaso. Y 3) A la hora de constituir un nuevo gobierno, hay que hacerlo teniendo en cuenta cuáles serán las prioridades inmediatas.

Joan Majó, ingeniero y exministro

Publicado en el Diaria Ara el 04/03/2021.

Adhesión a la Agenda Social y Urbana de Cornellà

Adhesión a la Agenda Social y Urbana de Cornellà

El Ayuntamiento de Cornellà ha creado la Agenda Social y Urbana per a Enfortir la Comunitat (ASUECO) a la cual ASCA se ha adherido para darle soporte.

Font: Ajuntament de Cornellà

Fuente: Ajuntament de Cornellà

Este documento quiere fortalecer la comunidad de Cornellà para la construcción del futuro, abierta hacia la ciudadanía, las formaciones políticas y los agentes sociales y económicos comprometidos con la ciudad, tanto a título colectivo como título individual, para abordar un anhelo común de recuperar, fortalecer y mejorar nuestras fortalezas para reducir el impacto de la crisis originada por la Covid-19 sobre la vida social y sobre el futuro económico de esta ciudad.

Sus objetivos y actuaciones se enmarcan en los ámbitos de la pobreza; la salud, el bienestar social y la soledad; la educación; la igualdad de género; la actividad económica; el camino hacia una ciudad inclusiva y segura; el proyecto Cornellà Natura; y el acceso a la vivienda. Cerca de 40 agentes sociales y partidos políticos de la ciudad se han sumado a ASUECO, en un acuerdo firmado el 25 de febrero de 2021 en el Citilab.

El papel futuro de las empresas

El papel futuro de las empresas

Todos aquellos que consideramos muy importante el papel de las empresas en la sociedad, y sé que tanto los redactores como los lectores de esta publicación formamos parte de este grupo, necesitamos hacer urgentemente una reflexión sobre las circunstancias actuales que obligan a hacer cambios serios de este papel en los próximos años.

La evolución de la humanidad, desde hace muchos siglos, ha sido producida por diferentes motores, entre los que yo pienso que los más importantes han sido cinco: por una parte, los cambios en las necesidades de las personas, y el aparición de nuevos retos colectivos; y por el otro, el incremento de los conocimientos humanos, la disponibilidad de nuevas herramientas proporcionadas por la tecnología, y la mayor capacidad de agruparse y de colaborar para resolver conjuntamente los problemas. Los dos primeros han pedido, y los tres últimos han hecho posible, que se crearan nuevos modelos de organización de la vida colectiva. Entre ellas podemos destacar los Estados en el campo político, y las Empresas en el campo económico. No se pueden entender sin estas dos figuras organizativas los últimos tres siglos.

Debemos ser conscientes de que ahora nos encontramos en unos momentos de crisis, entendida como cambio, por la aparición de tres retos que ponen en cuestión nuestro sistema de convivencia: la crisis ecológica, la crisis sanitaria y la crisis producida por la desigualdad económica y social, entre personas y entre países. Cada una de ellas pone en cuestión el futuro, y por razones de sostenibilidad, tenemos que hacer frente simultáneamente a las tres, entre otras razones porque están mucho más relacionadas de lo que pueda parecer.

Afortunadamente estamos también aumentando mucho nuestros conocimientos y tenemos a nuestra disposición muchas nuevas tecnologías que nos ayudarán. Pero para ello, tenemos que empezar aceptando que dentro de pocos años la estructura de la organización política será otra y que el papel de Estados cambiará mucho, como ya vemos que está pasando con la Globalización. Y, aunque tal vez no sea tan evidente, yo creo que también tiene que cambiar bastante el papel, la razón de ser, y la forma de organización de las Empresas. Dejadme avanzar unas pocas ideas muy simples y muy generales al respecto.

Muchos consideran que la finalidad de una empresa es la creación de un producto (material o intelectual), o la prestación de un servicio. Y muchos piensan que es la generación de un valor material que se reparten los que intervienen en ella, en forma de salario o de beneficio. Esto es real, es aceptado en general, y ha sido útil para el crecimiento de la economía. Pero quiero poner de manifiesto algunas tendencias que creo que tendrán que impulsar cambios, para hacer frente a los retos que he indicado y que pueden modificar aspectos de la política y de la economía.

  1. Producto y/o servicio. En la época industrial nos hemos acostumbrado a resolver nuestras necesidades a través de la posesión de productos materiales (coches para viajar, lavadoras para limpiar, libros para leer, aparatos para escuchar música …). Aunque ya lo hacemos, cada vez más tendremos que cambiar más la “posesión” de un producto por la posibilidad de “acceder” a un servicio; y cada vez habrá menos fabricantes de máquinas y más empresas distribuidoras de servicios. Esto reducirá mucho el consumo de productos minerales y de energía para fabricarlos, y también cambiará las relaciones capital-trabajo ya que no es la misma en una “fábrica” ​​que en una “oficina” o una “prestadora de servicios”.
  2. Interés personal y colectivo. Una gran cantidad de empresas trabajan para satisfacer necesidades personales, pero cada vez tenemos que ser más conscientes de los retos que son colectivos (equidad social, sostenibilidad ecológica, seguridad sanitaria …). No basta con intentar, como, evitar su agravamiento estableciendo un salario mínimo, o un impuesto sobre emisiones de CO2, o un tratamiento de residuos. Es necesario que se amplíe mucho el concepto de Responsabilidad Social Corporativa de manera que pase a ser un fin empresarial paralela a las actuales, que deje de ser una estrategia de mejora de imagen, y que se incorpore a la razón de ser . No debemos permitir que una empresa que esté haciendo un gran servicio a la colectividad, desaparezca para que no tenga un cuenta de resultados positivo. ¡Ganar dinero debe dejar de ser la única finalidad de una empresa!
  3. El origen de los ingresos. Poco a poco no todos los ingresos personales deberán salir del trabajo retribuido, ni éste ocupará tanta proporción del tiempo de las personas. Esto supondrá la necesidad de ir pensando otros tipos de rentas, como la que ahora ha nacido con el ingreso mínimo vital, o alternativamente, aumentando el acceso a servicios públicos gratuitos. Se debe consolidar y mantener lo que se ha hecho el siglo XX.
  4. Capital privado o público. La libertad de actuación de las empresas debe ser grande, pero debe estar siempre sujeto a la regulación, y ésta no debería permitir situaciones como la que se ha vivido recientemente en el mundo de la energía. Creo que incluso se debería aceptar que debe haber un tipo de empresas que, por la naturaleza de la actividad, deben ser siempre de capital público, y en algunos casos de capital mixta, aprovechando al mismo tiempo las ventajas de la gestión profesional cualificada, teniendo cuidado de los objetivos sociales colectivos.

En resumen, las empresas deben seguir siendo un elemento fundamental de nuestras sociedades pero, sin caer en los errores de algunos regímenes dictatoriales, habrá repensarlas para hacer frente mejor a las nuevas exigencias sociales. ¡Tendremos que hablar mucho!

Joan Majó, ingeniero y ex ministro