Josep Maria Trullàs se incorporó a nuestra fundación hace 11 años, primero para supervisar proyectos y luego como impulsor y responsable del equipo de voluntariado. También ha sido hasta ahora miembro del Consejo Directivo y del Consejo Ejecutivo.
Josep Maria, ¿qué te mueve a dejar la primera línea de voluntariado a ASCA?
Soy de la opinión que tenemos que saber dar un paso al lado cuando es necesario y dejar entrar nuevas maneras de hacer propias de una sociedad que evoluciona constantemente. Pero no puedo ni quiero desvincularme totalmente de una entidad que me ha dado mucho más de lo que yo le he dado y continuaré como patrón espero que por mucho tiempo.
¿Qué ha sido para ti la experiencia como voluntario?
Es difícil resumir en pocas palabras qué ha representado para mí ASCA. Han sido años muy gratificantes, he hecho muy buenas amistades y he podido disfrutar y sentirme muy satisfecho al ver que nuestro trabajo ha permitido a muchas personas salir del paro y llevar a cabo iniciativas y proyectos de vida.
¿Qué destacarías de nuestra fundación?
He estado trabajando con otras fundaciones y en ninguna de ellas he encontrado la calidad humana y profesional de las personas que forman ASCA. La proximidad y la colaboración entre el voluntariado, el respeto a las personas que vienen buscando apoyo y ayuda y la responsabilidad de la Entidad para conseguir la excelencia en los resultados, son los rasgos que destacaría.
¿Consideras importante el vínculo entre el voluntario y el donante?
Considero que, si te sientes totalmente involucrado en una entidad, crees firmemente en su tarea y sabes que el futuro de esta va ligado a la generosidad de las personas, es necesario aportar lo que cada uno considere en la medida de sus posibilidades. En este sentido, mi familia sabe que me gustaría que mis hijos siguieran siendo donantes de ASCA cuando yo ya no esté.